Antonio Vázquez Barquero
(Universidad Autónoma de Madrid)
Juan Carlos Rodríguez Cohard
Durante las dos últimas décadas ha renacido el interés por la localización de la actividad productiva y la literatura presenta y analiza una gran cantidad de casos de sistemas productivos locales en los que se producen todo tipo de actividades, y que se localizan en regiones y países con diferentes niveles de desarrollo (Altenburg and Meyer-Stamer, 1999; Rosenfeld, 1997; Staber, 1997; Porter, 1998). Electrónica en el el Silicon Valley, EEUU, y el Silicon Glen en Escocia, pero también, en Guadalajara, México, y en Penang, Malasia; óptica en Rochester, New York, y en Orlando, Florida; industria del automóvil en Detroit, EEUU, y en Vigo, España, pero también en el gran ABC en el area metropolitana de Sao Paulo, Brasil; cerámica en Sassuolo, Italia y en Castellón, España, pero también en Criciuma, Brasil; Calzado en Brenta, Italia, y en Elche, España, pero también en León, Guanajuato, México; textil y confección en Reutlingen, Alemania, pero también en Itají Valley, en Brasil. Los servicios financieros en New York City y en Francfort, Alemania, pero también en Hong Kong y Shangai, en China.
Esta realidad múltiple y cambiante se ha tratado desde enfoques muy diferentes, sin duda debido a que sociólogos, geógrafos y economistas entendían que en el momento actual se asiste a una profunda transformación en la organización de la producción, en la que la producción en masa integrada en la gran empresa fordista reduce su hegemonía y da entrada a formas de organización mas descentralizadas como son los sistemas productivos locales. Ello ha dado lugar a múltiples interpretaciones como la de los distritos industriales (Becattini, 1979), la especialización flexible (Piore y Sabel, 1984), los nuevos espacios industriales (Scott, 1988), los clusters industriales (Porter, 1990), la nueva geografía económica (Krugman, 1991; Fujita et al., 2000), la teoría de los entornos innovadores (Aydalot, 1986; Maillat, 1995), o la sociología económica (Granovetter, 1985).
No existe, por lo tanto, una interpretación única sobre cómo se organiza la producción en el territorio, que permita explicar los factores que hacen surgir a las aglomeraciones y centros de producción industrial, los mecanismos a través de los que se desarrollan, y las causas de su cambio y transformación. Es mas, con frecuencia los planteamientos y análisis suelen ser ambiguos y poco formalizados, pueden estar cargados de ideología, o dan una visión optimista de una realidad que cambia, por lo que han sido objeto de críticas frecuentes, no siempre bien fundamentadas (Amin, 1989; Harrison, 1994; Martin y Sunley, 2003). Gordon y McCann (2000) concluyen que la diversidad de las aproximaciones analíticas ha conducido a una cierta confusión en los análisis y las interpretaciones.
Este trabajo se propone discutir la cuestión de la organización espacial de la producción y, en general, de los sistemas productivos locales desde la perspectiva del desarrollo económico. Sostiene que la organización de la producción se ha producido de forma espontánea a medida que los mercados y las relaciones entre las ciudades y regiones se desarrollaban, el sistema de transportes y comunicaciones se consolidaba, las empresas desarrollaban sus formas de organización, se introducían innovación y conocimiento en las empresas y en el sistema de transportes y comunicaciones, se integraba el sistema económico como consecuencia de la globalización. En realidad, dado que el desarrollo toma formas diferentes en cada momento histórico, también la organización espacial de la producción cambia y se transforma, ya que constituye una de las fuerzas que facilitan el aumento de la competitividad de las empresas y de la productividad de las economías regionales y nacionales.
El trabajo se presenta de la forma siguiente. Después de plantear que el desarrollo económico es un proceso evolutivo, se señalan los rasgos más sobresalientes de las diferentes formas que ha tomado la organización de la producción a lo largo de las diferentes etapas del proceso de desarrollo industrial y de la integración de los mercados. A continuación, se aborda la cuestión de la diversidad y dinámica de los clusters industriales y se plantean los factores y fuerzas que favorecen su cambio y transformación. El trabajo finaliza con algunos comentarios sobre las implicaciones que la diversidad y la dinámica de los clusters tienen para las políticas públicas, en el momento actual.